Somos una asociación que defiende los derechos y la dignidad de la gente mayor. Propusimos al Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS), a finales del 2019, la supresión de la residencia la Bonanova como centro residencial para gente mayor. A causa del conjunto de deficiencias asistenciales, sociosanitarias, de mantenimiento y salubridad existentes, además de su masificación e idiosincrasia, es una residencia pública, que como otras gestionadas por este organismo, dependiente del Consejo de Mallorca, acoge dos tipologías de usuarios: personas mayores con el grado de dependencia requerido para una plaza residencial y personas de exclusión social. Evidentemente, son dos sectores de población con unas necesidades y atenciones diferentes, que malviven en el mismo espacio bajo la misma gestión nefasta, retrógrada e inhumana. Queremos residencias públicas donde la gente mayor dependiente realmente pueda vivir hasta el final de sus días con la máxima normalidad, humanidad, dignidad, afectividad y confortabilidad adecuadas y necesarias a sus curas diarias y calidad de vida. Nos encontramos en una situación delicada, con una escasa implicación de la población en general cuando nos hemos movilizado, y más preocupante un número muy reducido de miembros, con problemas de edad, de salud o de interrelación personal. Nos gustaría fortalecer la asociación y tener más fuerzas y poder de influencia a la problemática de la gente mayor.
Centros residenciales para la gente mayor!
Nos organizamos como…
Nos llamamos/tenemos detrás a…
Nos encantaría recibir una mano en…
En qué momento están con relación a la acogida de nuevas participantes?
¿Cómo contribuimos a la transición ecosocial?
De cada vez la gente vive más años, así como aumenta el número de personas mayores de 65 años. Por esta sociedad actual, parece que la gente mayor es un estorbo, un trabajazo, una pérdida de tiempo, recursos o dobleros. Reivindicamos el espacio y el lugar que la gente mayor se merece, que es de justicia y ética, dentro de la población, las administraciones públicas, los servicios sociales, el mundo empresarial. Es muy necesario un nuevo modelo de gestión de las residencias, que estas sean gestionadas directamente por las administraciones públicas; que el número de usuarios no supere el centenar de personas; que todas ellas tengan un perfil parecido en la hora de ofrecer las atenciones y cuidados correspondientes y favorecer la convivencia, el respeto y la dignidad; que se haga una verdadera atención centrada en la persona y no sea solo un lema que suena bien y de puertas afueras; que sean espacios con las condiciones de habitabilidad adecuadas y dignas; que todo y sus enfermedades crónicas y variadas, deterioros cognitivos, deficiencias físicas… tengan una buena y reconfortante calidad asistencial y de curas; que sus días no se limitan a esperar en la muerte. Cada colectivo de población tendría que compartir un espacio común con la gestión adecuada a sus necesidades y demandas.