Bioregión

Un espacio para abrazar la complejidad de la cuestión balear.

Conscientes de la inexistencia de una única identidad balear, queremos abandonar la idea de integrar identidades y avanzar ninguna nuevas visiones compartidas, arraigadas a una identidad territorial múltiple y en clave descentralizada.

El mandato está claro: entre todas tenemos que superar el mallorca centrismo i el palmacentrismo para así contribuir a la accesibilidad de la población general a los espacios de disputa política y habilitadores de cambio ecosocial, transformando y visibilizando el privilegio y diluyendo la tensión centro-periferia.

Nos imaginamos, por lo tanto, este apartado como un volcado de hilos, argumentos y elementos narrativos que esperamos que den pie a conversaciones en los espacios presenciales, más que un posicionamiento que nos defina.

La cuestión insular y los inicios de La Utópica

En todo proceso colectivo es clave quién hace la primera pregunta. Desde donde se formula, como se canaliza la información y qué mirada la sostiene. Esto, que puede parecer abstracto, tiene consecuencias muy concretas, tanto buenas como mejorables. En el caso de La Utópica, todo empezó en el Pla de Mallorca, hacia los años 2020-2021, cuando Atuk Iturregui, técnico de Educación para la Transformación Social (EpTS) a Medicusmundi Mediterráneo, puso sobre la mesa la propuesta de construir una herramienta útil para las Islas. El objetivo? Reforzar la salud colectiva de las iniciativas que trabajan por la transformación ecosocial. No tanto para crear una nueva red, sino para conectar y aportar a las que ya existían.

Así nació un proyecto a 4 años vista, con vocación de autogestión e independencia institucional. Y arraigó recogiendo la energía y las ideas de procesos previos como el Foro Social de Mallorca, encuentros de la CONGDIB, La Vida en el Centro o el Movimiento Ecosocial Mallorquín. La idea de fondo: coser el tejido ecosocial, cuidar los vínculos, reforzar la participación y la capacidad organizativa de base.

En aquel primer momento las voces de Menorca, Ibiza y Formentera no se incorporaron. Quizás porque todo se cocinó desde Mallorca. Quizás por carencia de tiempo, recursos, canales o prácticas reales de trabajo en red entre islas. Quizás por la inercia centralizadora que, todo y las buenas intenciones, todavía arrastramos.

Y esto hizo que muchas de las demandas y visiones de estas islas, aunque fueran compartidas —como la idea de un mapa de iniciativas o una agenda a escala balear— no fueran pensadas ni ejecutadas desde una clave realmente insular. Y así, el primer Círculo de Coordinación que cogió las riendas del proyecto fue 100% mallorquín. Hoy, ya tenemos una compañera ibicenca.

Al principio se planteó incluso crear círculos autónomos en cada isla, bajo el mismo paraguas utópico. Pero con el tiempo y muchas conversas —especialmente con compas menorquinas y pitiüses— nos hemos dado cuenta que no es ni deseable ni útil proponer fórmulas comunes desde Mallorca. Lo necesario es compartir, colaborar y tejer complicidades desde el respeto y la diferencia.

Y así lo hemos visto con mucha alegría cuando, en Menorca o en Ibiza, han ido emergiendo (o ya existían de hace tiempo) iniciativas con una visión afín: redes de apoyo mutuo, espacios de confluencia ecosocial, movimientos vecinales… Redes como Las Vesines des Mercadal o Canviem el Rumb son ejemplos preciosos. Ens sentim properes i volem treballar amb elles de tu a tu, des de la complicitat.

 

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El reto bioregional y de descentralización

Tiene sentido imaginarnos como una bioregión, en tanto que nos atraviesan opresiones similares, en clave para inspirar estrategias de acción colectiva?

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Entonces, tiene sentido seguir hablando de “red balear”? Quizás no, al menos no si lo entendemos solo como una estructura formal o como un marco administrativo. Pero sí, si hablamos de bioregión. Nos parece mucho más útil pensar en clave bioregional, porque nos habla de las relaciones entre sociedad y territorio, de los vínculos con la tierra y de los procesos históricos de adaptación y transformación. Nos resuena con la definición de Paulo R. Guimarães, cuando dice que la visión bioregional busca “enmendar la tela destrozada de la vida”, volver a tejer la red rota entre las personas y el territorio que habitan.

Desde La Utópica, queremos contribuir a llenar de sentido y contenido este concepto, desde una mirada emancipadora. Nos reconocemos en una misma bioregió, compartiendo no solo retas comunes sino también posibilitados, saberes y dolores. Y también mucha fuerza y capacidad de invención colectiva.

La bioregión es aquel territorio que conforma un espacio con características naturales, geográficas e históricas comunes, y que potencia sus valores identitarios. Son una experiencia social y natural, y son conciencia que surge de relacionarse a través del tiempo con el terreno y el paisaje en particular.

Así pues, proponemos pensarnos cómo una red bioregional, con múltiples ritmos, acentos y realidades, que apuesta para cuidar y fortalecer los vínculos entre las activistas de las cuatro islas con el deseo de aprender las unas de las otras y sumar energías para andar plegadas. Entre todas, podemos alimentar esta identidad compartida pero múltiplo, y nutrirnos mutuamente para ser más fuertes, mejor conectadas y mejor cuidadas.

Quieres hacernos llegar lo que piensas?

Sabemos que este tema puede remover mucho, sobre todo a las compañeras que habitan o habitamos en las periferias. Por eso, nos encantaría que nos hicieras llegar cualquier reflexión que creas de valor para continuar avanzando en la cohesión entre islas.